martes, 21 de agosto de 2012

Mi experiencia con la Seguridad Social


Quiero hacer público lo que me ha ocurrido en estos últimos días con respecto a la Seguridad Social y las recetas.

Mi nombre es Eligio, tengo 34 años y vivo en un pueblo a 60Km de Barcelona.

Hasta este año he tenido la suerte de no necesitar prácticamente nunca acudir al médico. Cómo uno se va haciendo mayor y se empieza a preocupar por su salud, a finales del año pasado decidí contratar una póliza de seguro médico con una mutua privada.

A mediados de Abril tuve un ataque severo de asma. Acudí a Urgencias del Hospital General de Catalunya (en Sant Cugat) haciendo uso de mi seguro médico. Allí fue donde me diagnosticaron asma causado por alguna tipo de alergia. Estuve durante dos semanas visitando asiduamente el Hospital pasando por alergólogos y neumólogos que confirmaron que tengo alergias y que éstas derivan en asma. Hasta aquí todo correcto.

Los doctores me recetaron varios medicamentos para tratar el asma, otros de "rescate", etc. etc. Ya que soy ciudadano español, y pago tanto yo como mi empresa religiosamente cada mes a la Seguridad Social, decidí pedir hora a mi médico de cabecera para presentarle los informes de las pruebas que me habían estado realizando y para que me recetase los medicamentos. Estamos a mediados de mayo y aquí empieza mi odisea.

Empecé buscando por Internet la forma de solicitar cita en mi CAP. "¡Anda! sí se puede pedir hora por Internet, si que se han modernizado" (ya he dicho que hacía mucho tiempo que no acudía). Cojo mi tarjeta de la Seguridad Social para escribir en la web de citas mi CIP (es el numerito que tiene escrito), pero cuando pulso "Siguiente"... Oops! Parece que la web para concertar la cita no funciona. Pruebo desde otro navegador (Firefox) y tampoco. Me resigno y pruebo con Internet Explorer... y tampoco. Vaya, será casualidad. Encuentro un teléfono al que puedo llamar para concertar la cita y así lo hago. La señorita que me atendió, muy amable, me pidió el CIP. Tras dictárselo, me pregunta:

- Perdone, la cita que está solicitando, ¿es para Vd.?
- Sí, es para mí.
- Pues el número de tarjeta que me ha dado corresponde a una mujer, y Vd. es un hombre.

He de reconocer que fue muy perspicaz.

- Señorita, pues le garantizo que soy un hombre, y que siempre lo he sido.
- Pues lo siento mucho, pero este número de tarjeta corresponde a una mujer. No puedo darle cita si el número no es correcto.

¡Fantástico! ¿Y ahora que hacemos? Pues no me queda otro remedio que pedir permiso en el trabajo y acudir a primera hora a mi CAP para intentar que me atiendan. Dicho y hecho. Llegué al CAP y fui directo a la señorita del mostrador.

- Buenos días. En primer lugar quería decirle que he olvidado la tarjeta en mi casa. Ocurre que... (y le relato lo que me había pasado).
- No se preocupe, déjeme mirar en el ordenador.
[ ... ]
- Pues sí, aparece Vd. registrado como mujer. Además, por lo que veo aquí, Vd. está trasladado de Comunidad Autónoma.
- ¿Como? Yo siempre he estado empadronado en XXX (ciudad a 40km de Barcelona) y desde hace 5 años estoy empadronado en YYY (donde resido actualmente).
- ¡Ah! Pues ha debido de ser un error informático. Alguien habrá cambiado tus datos sin querer.

¡Guau! Malditos duendes nocturnos que entran en los sistemas informáticos y cambian datos aleatoriamente...

- No hay problema. Yo le actualizo los datos y solicitamos otra tarjeta. Para ello necesitaré un certificado de empadronamiento y una fotocopia de su DNI.
- Si yo siempre he estado empadronado aquí, y no he cometido ningún error, ¿voy a tener que pedir permiso otro día en el trabajo para ir a por un certificado de empadronamiento y traérselo?

Pues sí, eso tuve que hacer. Segunda ausencia. Llevé mi certificado y la señorita muy amablemente me fotocopió el DNI. Con esos papeles ya podrían corregirlo.

La Doctora anotó los datos de mi informe, y me dio las recetas necesarias. Al salir de la consulta, me acerqué de nuevo a la señorita del mostrador, la cual me imprimió un documento el cual informaba que mis datos estaban siendo actualizados, por si acaso en la farmacia me ponían algún impedimento. Puede finalmente comprar mis medicamentos y continuar mi vida normal.

O casi normal, hasta que el pasado 11 de Agosto tuve que acudir de urgencias nuevamente con un ataque de asma. Esta vez estuve un poco peor. Parece que los medicamentos que tenía no me estaban produciendo mejoría, así que me recetan un par de ellos diferentes.

En cuanto salgo del Hospital, acudo a la farmacia a comprarlos. ¡Cáspita! ¡Pero si no tengo las recetas! La persona que me atendió me calculó cuanto me costaría: aproximadamente 150€ sin recetas o 13€ con recetas. Tomé la decisión de esperarme al día siguiente, volver a mi CAP, explicarle todo a mi médico de cabecera y conseguir esas recetas. Casi 140€ hoy en día para un matrimonio con hipoteca, coche, etc. no es moco de pavo.

En una nueva ausencia del trabajo, acudo a consulta. La Doctora amablemente toma nota del informe de urgencias y procede a realizarme las recetas:

- Vaya, el ordenador no me deja hacerte la receta. Me sale un error. Espere a ver que dice... ¡ah! es que está Vd. trasladado de Comunidad Autónoma.
- ¿Perdón? Eso me pasó hace 3 meses, y ya se corrigió, o por lo menos debería estarlo.
- Pues algún problema habrá habido. No se preocupe, le hago las recetas a mano, ya que la electrónica no me lo permitirá.
- Y ya que está... ¿podría mirar si le aparezco en el ordenador como hombre o como mujer?
- Pues aquí veo... ¡qué es mujer!
- [facepalm]

Qué mas me da, pensé. Lo importante es tener la receta. Salgo de la consulta y me dirijo nuevamente a la señorita del mostrador, a la cual le relato lo que me ha ocurrido. Gracias a que es un pueblecito pequeño, ella se acordaba de mí y de lo que ocurrió meses atrás.
Pues nada, la solución es: volver a actualizar los datos en el sistema. Me advierte que es posible que me llame para pedirme de nuevo un certificado de empadronamiento. Cojonudo, pensé, otra vez a faltar en el trabajo.

Bueno, ya tenía mis recetas, ahora... a la farmacia. Las entrego, las buscan, les recortan el código de barras para pegar en las recetas y cuando las pasa por el ordenador...

- Oops! Me aparece un error aquí. Me sale como trasladado.
- ¿Perdoooon? Sí, eso me han dicho en el CAP. Por eso me han hecho este papel que informa que ha habido un error y que está en proceso de actualizarse.
- Lo siento, pero ese papel a mi no me sirve de nada. El ordenador no me permite dispensártelas con receta.
- Pero señorita, necesito tomarme ya la medicación. Yo siempre he vivido en Catalunya, nunca me he trasladado. Siempre he tenido la suerte de estar trabajando y, por tanto, pagar mis impuestos. ¿Me está diciendo que por un error que yo no he cometido, no me puede dar la medicación con receta? Hace 3 meses me ocurría lo mismo y si que pude retirarla.
- Pues lo siento, pero así es. Desde Agosto con la entrada del famoso Euro por caja, el sistema ha cambiado; por eso en Mayo pudo hacerlo y ahora no. Con su CIP no podrá retirar medicamentos, ni estos ni ningún otro, hasta que se actualicen los datos. Lo que podría hacer es acudir al CAP y pedirle que le hagan de nuevo las recetas, pero esta vez en lugar de poner su CIP, que utilicen un CIP que tienen para urgencias (empieza por URG...) que es el que utilizan cuando han de hacer una receta si acude alguien sin papeles, por ejemplo.

Ole y ole. O sea, si fuera un inmigrante sin papeles, en la primera visita al CAP me habrían puesto un CIP "especial" y no habría tenido ningún problema en retirar el medicamento de la farmacia parcialmente subvencionado por la Seguridad Social. Pero como soy español empadronado en Catalunya y algún puto duende decidió que me había trasladado de Comunidad Autónoma, no tengo derecho a ello.

No es mi intención en crear polémica con respecto al tema de la inmigración. ¿Pero no es una maldita injusticia? ¿Que ocurriría si alguien de Aragón, por ejemplo, estando en Catalunya de vacaciones se pone malo y ha de acudir a un Hospital? ¿Tampoco podrá retirar los medicamentos? ASCO DE SISTEMA.

- Déjeme que le pregunte a la encargada si me permite hacer una cosa... sí, mire. Lo que puede hacer es comprarlas ahora pagando los medicamentos Vd., guardarse el ticket e intentar que se solucione lo de sus datos. Tiene 1 mes para volver aquí con las recetas y, en ese caso, le retornaríamos la parte que le corresponde.

Pues vale, pues de acuerdo. ¿Qué otra cosa iba a hacer?

Vuelta a solicitar permiso en el trabajo. Vuelta al CAP. Esta vez se nos ocurre una solución alternativa: que me hagan las recetas a nombre de mi mujer. Que ella sí es mujer, y ella si se encuentra en Catalunya. Pues eso hacemos; y vuelta a la farmacia.

Al final he conseguido retirar los medicamentos. Pero si cuento las horas que he faltado a trabajar, los desplazamientos en coche que he de hacer (con la SP/95 a 1,54€, vivan los periodos vacacionales), las llamadas de teléfono, las horas pasadas en la sala de espera y la indignación que he vivido, son los puñeteros 140€ ingresados en mi cuenta corriente que más rabia les tengo.

Quiero dar las gracias a las personas del CAP que me han atendido así como a las personas que me han atendido siempre en la misma farmacia. Sé que no es culpa de ellas.

Pero miedo tengo que vuelva a necesitar acudir a la Seguridad Social. La próxima vez tendré que pedir una excedencia en el trabajo para poder ir a comprar mis medicamentos.

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